miércoles, abril 25, 2007

Escritor embarazado

El escritor se dio cuenta una mañana de mayo de que estaba embarazado. El abrecartas cayó al suelo y él se descompuso cual reloj daliniano. Se le entelaron los ojos y por un momento dudó de su existencia. Manó embriagado de una emoción deseada. Ya en el suelo, respirando con apuro, se secó la cara con la manga de la bata. A ritmo de Puccini se recompuso; miró en derredor como buscando una salida, pero el Sol primaveral y los prismas en sus ojos le coloreaban la visión. Dudosamente se dirigió al teléfono, vaciló un instante, se frotó la barba y finalmente llamó a su marido. – ¡Estamos embarazados!- Exclamó – Lo conseguimos, cariño.- Iban a ser padres.