Movidas con el tiempo

Quien pudiera controlar el tiempo… Retrasarlo, pararlo o adelantarlo según convenga.

Por un instante probaríamos de la fruta que nos fue robada; en otros, quizá, lo pararíamos para vivir eternamente el presente; y tal vez en algunos, correríamos para olvidar, mejorar o, en su defecto, sin saberlo, empeorar aquello que no nos acaba de agradar y creemos tener solución.

Me pregunto cuales son las consecuencias de tales controles temporales. Entonces pienso y me digo, recordando una expresión de quien un día fui fruto: “Virgencita, que me quede como estoy”. (Debo aclarar que dicha persona y uno mismo, creemos en aquello que nos da la realidad). Bien, así que después de pronunciar dichosa frase, mi creencia apunta en disfrutar de lo que tienes, aprovecharlo y no pretender volver a un no sé qué que crees no haber solucionado. Al igual que es mejor disfrutar de lo bueno que nos pasa en cada momento sin pretender llegar, antes de tiempo, a un futuro que creemos saber mejorar. Simplemente debemos dejar que llegue por su propio pié.

Así que: “Virgencita, que me quede como estoy”. Que lo pasado, pasado está, y lo venidero ya vendrá.